Cada punto final es el entierro de una lágrima, de una sonrisa nostálgica, de un abrazo, de un te quiero, de un adiós, de un olvido o quizás el inicio de un te amo.
El sonido de las pisadas cada vez mas débiles y asesinado por el portazo, se hizo uno solo con el sonido de las últimas gotas que caían al piso. Permanece de pie el cuerpo inerte, portador de un corazón fosilizado.
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